viernes, 4 de marzo de 2016

Reflexión sobre temas de la película "Diarios de la calle"

En la última clase contemplamos la película “Diarios de la calle”. La había visto anteriormente en una ocasión en un clase de 3º de ESO en la asignatura de Ciudadanía.


Uno de los temas que toca esta película es el de la escuela inclusiva y el de la escuela segregadora. En nuestro país la idea de la educación inclusiva lleva unos treinta años vigente, acabando con el modelo franquista que acababa siendo exclusivista, en el que solo unos pocos conseguían adaptarse a la escuela de la época. Ahora, algunos corrientes de la escuela defienden que los alumnos sean los protagonistas de su educación. Yo también defiendo este cambio de idea, aunque no por el hecho de que sea la escuela la que se adapte al alumnado estos vayan a estar peor educados y con un menor nivel cultural. Creo que es un gran reto para los profesores de la actualidad y para los futuros docentes, donde pretendo estar algún día. El año que viene por estas fechas tendremos una asignatura acerca de la escuela inclusiva, y reflexionando sobre este aspecto tengo la inquietud de cómo va a ser.


Recuerdo en mi instituto un claro ejemplo de escuela segregadora. Estando en 3º de ESO, había una clase de 1º de ESO compuesta únicamente por alumnado repetidor. No había ningún chico o chica que procediese del colegio el año anterior. Me llamó seriamente la atención. Pensé que los habían unido en aquella clase para no entorpecer el progreso de los “buenos” hasta que a los 16 años decidiesen abandonar el instituto. Supongo que formaron esa clase por ese motivo. Si no no le veo otra explicación.


Por concluir este asunto de la escuela inclusiva y la escuela segregadora, pienso que el principal objetivo del maestro es crear situaciones para que el alumno se sienta protagonista de su propia educación y que consigan creer que aspiran a algo más que a pasar los años metido alrededor de cuatro paredes con mesas y sillas. A lo largo de mi etapa estudiantil he visto decenas de alumnos totalmente desinteresados y los maestros no conseguían transmitirles esa inquietud. Creo sinceramente que la voluntad del alumno es fundamental y que el esfuerzo del docente por despertar el interés del niño es clave.


Con respecto a los métodos de enseñanza, tareas y actividades, pienso que la escuela hoy en día está en un cambio revolucionario. Como dije en mi anterior entrada, la sociedad evoluciona continuamente y todos los ámbitos de la vida deben renovarse. Antes, yo recuerdo de bajar al patio de mi urbanización a jugar al fútbol todos los días, y lo único electrónico que vimos hasta los ocho o nueve años eran una televisión y un ordenador. Ahora, cualquier niño de tres, cuatro, cinco años sabe manejar con soltura una tablet. Los niños y niñas tienen un diferente estilo de vida, y eso lo reflejan en la escuela. Ahora es muy complicado, con tantos aparatos electrónicos y con otra actitud, seguir con el planteamiento clásico escolar. Conozco que las normativas educativas aprobadas desde hace unos años van en dirección a producir un cambio que se resiste porque gran parte del profesorado, e incluso las familias, no se encuentran cómodos ante una situación que puede producirles vértigo. 

1 comentario:

  1. El ejemplo que pones de tu etapa de la ESO es uno más de los muchos que se usan en la escuela, formalmente inclusiva, para convertirla subrepticiamente en segregadora. Es una lástima, pero es así.
    Que los alumnos se desinteresen es normal. Lo que no es normal es que los profesores no hagamos nada para que la tarea escolar les resulte atractiva. Ese es nuestro trabajo.
    Buen comentario el tuyo.

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